2 de noviembre de 2020

Lentamente otoño


Qué importa decir o no decir que este momento es bellísimo a la vez que taciturno. 

Qué importa que se lo sienta así y así se lo comente: "Bello y taciturno es el momento de esta tarde de otoño, toda sol y lumbre".

No es ni bello ni triste el otoño sino bella y triste la percepción que el individuo tiene de sus manifestaciones. Como triste y bello lo concebimos todos.

Ha de haber un gene otoñal en el organismo humano que explique el efecto que la estación tiene sobre nosotros, descendientes del primer ancestro melancólico. 

Sentimentalismo heredado de quizá qué antiguos, primitivos seres, sentimentales.

Reacción instintiva del organismo a la luz de otoño es la nuestra. A la inclinada luz y su efecto en las ramas que se marchitan en cobres y oros.

Reacción al descenso de la temperatura, a la humedad o sequedad del aire, a su quietud y a su aroma.

Reacción al sonido de las hojas muertas bajo los pies, los pasos, del que las pisa al caminar y las remueve; reacción al crepitar de su quema y al humo leve, de niebla crepuscular, tibia y aromática como el incienso de las encantatorias ceremonias de liturgias tan antiguas como la melancolía del atardecer en llamas.

Quietud de la tarde que declina sin una brisa, morosamente, con la llamada de algún pájaro, con el ruido de una avioneta que cruza diagonalmente el cielo perfectamente azul, límpido para la luna nueva que está a punto de aparecer casi al mismo tiempo que el lucero asoma.

Lento atardecer de la que fue una lenta tarde adormecida en su transcurso melancólico de despedida.

Todas las tardes de otoño se resumen en este instante que mágicamente se alarga en los contraluces de un sol lánguidamente inclinado en ángulo agudo.

Tiene el otoño algo de ensueño, somnolencia del reposo, del abandono. 

Pregona en su murmullo la laxitud del silencio, precursor del trueno y del rugir de la tormenta que ha de apagar el último fulgor de las arboledas.





1 comentario:

  1. El otoño parece triste y nostálgico por efecto de nuestra pobre observación.Junto a cada hoja que cae hay un brote y los árboles se llenan de yemas pujantes que en dos meses serán hojas y ramas, pero no las vemos, sólo queremos ver hojas y verdor. El gen necesario se llama paciencia. El otoño nos invita a la espera y a la reflexión. El color amarillo y rojo y aun los troncos despojados de todo, de color pizarra gris, multicolores, los prefiero al verde primaveral.

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