17 de diciembre de 2020

Escribir, publicar, leer

A una amiga escritora, que ha recibido varios premios de qué enorgullecerse y ha publicado unos cuantos libros, le pregunté, un tanto cínicamente, si me dejaba publicar algo suyo en este blog tan sin importancia. Me respondió con tan acertadas observaciones que no he podido no citar algunas, a falta de las que yo pudiera haber expresado sobre el mismo tema. Hago mías sus palabras.

Comienza ella por decirme que, conversando con su esposo sobre esto de escribir y publicar, acabó exclamando lo que tan bien se dice en la intraducible expresión inglesa "Why are we kidding ourselves?": ¿por qué engañarnos? Y a continuación me informa, en perfectamente inequívocos términos en un texto en castellano que nada tiene de broma ni tapujos, de por qué me da permiso para que incluya algo suyo en este blog en el que, a pesar de la invitación abierta a todos a someter materiales publicables, soy casi el único que escribe. 

Y que, a fin de cuentas--añade--no le parece nada de mal publicar conmigo, me dice haberle dicho a su esposo. 

Va aquí, den sus palabras exactas, el resto de su comentario:

"Mira--me explica--, casi todas las casas editoriales independientes son un escritor y sus amigos publicando por medio de CreateSpace o Lulu. Y no venden. Las editoriales de las universidades casi no publican ficción o poesía, dejando eso a las casas editoriales comerciales. Las casas editoriales comerciales tienen que publicar lo que vende, que es lo escrito por celebridades o novelas publicadas para dar gusto a la gente de pocas lecturas.  

Pero nunca ha sido fácil publicar. Y nadie compra los libros. ¿Tú compras libros? Yo no. Si logras que te compren en las bibliotecas públicas, quizá  vendes, si no, es muy difícil. 

Los concursos, excepto los hechos por algunas entidades gubermentales, me parecen ser hechos por grupos de escritores para ganar lo que cobran para entrar al concurso. Y los escritores que dan talleres también me parece que lo hacen como negocio. Pienso que antes no entendía a Gloria Gómez y Arturo Castillo Alva, quienes escribían sin buscar publicar, pero ahora los entiendo".

Habla quien ha ganado concursos y ha publicado. Sabe de lo que está hablando.

Tal vez lo más acertado de todo lo que dice sea eso de que "nadie compra los libros", que más o menos equivale a decir que "nadie lee", o que muy pocos lo hacen, para no decirlo en forma tan categóricamente negativa,

Lo cierto es que no se puede saber qué se lee y qué no se lee de todo lo que se publica: son infinidad los anaqueles de las bibliotecas, infinidad los libros que de ellas nadie toma para leerlos. Y no se hable de la miríada de revistas y periódicos, panfletos y documentos, manuscritos amontonados en el olvido a la espera de que alguien los descubra.

Se añade a ellos, por cierto, este blog que, ¡oh, lector, mi semejante y a lo mejor mi amigo!, estarás leyendo de casualidad.




1 comentario:

  1. Hay una frase mexicana muy colorida como traducción para why are we kidding ourselves. Te la diré algún día. Y lo que dice Rebecca es cierto.

    ResponderBorrar