20 de julio de 2020

Para "Insectarium": Como las hormigas

Como las hormigas en sus hileras presurosas somos todos iguales. Miembros de una especie multitudinaria somos, aunque individuos, indistintos, cada uno de nosotros apenas distinguibles unos de otros. Biológicamente somos todos lo mismo como son lo mismo todas las semillas de maíz, todas las rosas, los limones todos y los cisnes. Como árboles de un bosque apenas diferimos unos de otros en los diversos ramajes.  Si no fuera así, si no fuéramos todos esencialmente iguales, la biología no podría ser una ciencia; en cambio sería una caótica descripción de singularidades. Todo hígado es el hígado, todo pie el pie, todas la aortas una misma aorta. Las diferencias que pueda haber—que las hay—entre individuos se refieren a detalles mayormente insignificantes. Y aun así, un hígado graso, un pie de equino, una aorta frágil son también más o menos iguales en sus deformidades. ¿No es el genome humano la prueba más clara y contundente de la esencial igualdad de todos los que somos miembros—especímenes—de la especie? Y si anatómicamente somos replicas casi exactas del prototipo, nuesto cerebro—órgano de la conciencia—es igual en todos los individuos, en todos funciona de la misma manera con los mismos componentes. Díganlo si no la psicología, la lengua y la aberrante historia de la humanidad y los desarrollos de la cultura humana. Las funciones emotivas e intelectivas son las mismas en cada uno de nosotros y no han cambiado en nada a lo largo larguísimo de los milenios.



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