14 de julio de 2020

Variaciones sobre un tema más bien manido

Apenas aclara el día comienza a oscurecer de nuevo. Es la tormenta de verano, con sus nubes espesas, su lluvia torrencial y el estruendo de sus timbales, el cortocircuito del relámpago y el rayo. Se agita con el viento sorpresivo la arboleda de verdor reciente y bajo el aguacero la fronda empapada adquiere brillos de metal como de navajas, reflejos como de nácar.

Tan pronto como vino la tormenta pasa y aclara de nuevo el día.

Como siempre, detrás de la torbellino viene la calma de los cielos despejados y bajo la estricta luz del sol recuperado los daños del brevísimo diluvio son prueba de lo inevitable.

En el cristal lavado de la luz fulguran el rosal y el mar en calma.


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