Don Baruj habla de nuevo de la pereza

--La pereza--observa don Baruj--no es más que el síntoma de un mal que algunos, más estrictos, llamarían pecado: la desesperanza. 

Asunto éste que a don Baruj le intriga y sobre el que vuelve a pensar a menudo. 

--Por algo será--comentó sarcástico alguno. --Si el río suena . . .

--Profundo mal--ha dicho don Baruj en alguna otra ocasión en que hablaba de lo mismo--que roe las raíces del espíritu, lo debilita e incluso lo aniquila.