
Encaramados en la colina y frente al mar--Océano Pacífico--son sentinelas de la inmensidad.
Las tres fotografías sugieren la persistencia a lo largo de los años de la misma vista de los mismos pinos contra el horizonte.
En tiempos de invasiones urbanas que derrumban lo anterior--su armónico encuentro de paisaje y arquitectura--es un milagro casi y una dicha inmensa el que estos pinos y el jardín en que han estado desde que Playa Amarilla se definió como tal, a principios del siglo XX, sean todavía una presencia evocadora.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario