22 de agosto de 2020

Peligro de la lectura

Leer, nos lo repiten--sentenciosa y gravemente--es algo que no puede no hacerse, algo fundamental y necesario para el bien intelectual del individuo y el bienestar de su sociedad. 
Y dicen bien, porque la lectura, la bien hecha y bien seleccionada, es un instrumento de conocimiento y educación insustituíble y de gran efecto. 
¿Pero cuántos sabemos seleccionar correctamente lo que leemos y sabemos leer como se debe? 
Leer por leer, porque es bueno y recomendable, puede tener consecuencias negativas.
Equivocarnos en la selección y leer incorectamente es peor que no hacerlo del todo. Porque muchos son los textos que no merecen una lectura y muchos los que, mal leídos, envenenan.
Leer es, después de todo, un arma de doble filo, un alimento que tanto nutre como daña. 
La historia de la humanidad lo prueba. El sector infame y engañoso de la humanidad y su historia deformada en numerosos libros y textos de propaganda lo comprueban. 
Leer puede llevar a concepciones y acciones desastrosas.
Nuestro conflictivo presente se apoya, precisamente, en lecturas desatinadas. 
Instar a la lectura por la lectura--a devorar indiscriminado de cuanto cae en las manos--es riesgoso, sobre todo cuando el material de lectura disponible es de dudosa calidad y se lo promueve como indispensable e indiscutible. 
Motivar a la lecura sin precaverse de los peligros de tanta publicación malsana es una propuesta peligrosa que, como toda propaganda, se inclina a lo engañoso. 
Muy bien lo saben tantos escritores y editores que propagan--para ganancia de los peores--la lectura indigna y su nocivo influjo sobre los ingenuos.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario