Algo más sobre el diarismo

En su introducción a la edición de pasajes del diario de Samuel Pepys (Passages from the Diary of Samuel Pepys), Richard Le Gallienne observa que muchos en nuestra juventud mantenemos un diario y que éste no pasa de ser, para la mayoría, el estanque en que Narciso se admira. Afirma que con la disminución de ese sentido de importancia personal que viene con la madurez, muchos abandonan el diario personal. Con la abdicación del ego--insiste--el diario resulta aburrido y absurdamente egocéntrico.*

No poca razón tiene quien debió descubrir por sí mismo el criticable egocentrismo, con su exagerada valuación personal, que lleva a muchos a mantener el hábito--que estima propio de la  adolescencia--de escribir un diario de intimidades. 

Porque es evidente el narcisismo de quienes se han de inclinar a diario sobre el misterioso espejo del estanque y sus reflejos insinuantes. 

Es poderosa la conciencia del yo, y es predominante. Exige atención, en algunos casos, casi exclusiva y no puede sorprender la necesidad que algunos tienen--¿debiera decir, atentos lectores, que algunos tenemos?--de escribir sobre sí mismos y las experiencias de su entorno.

Es el diario personal un ejercicio vital, imprescindible, para quienes viven en la interrogación constante sobre el sentido de su propio ser y de las circunstancias en las que éste existe.

Muchos son los que jamás superan la insaciable ansiedad de la adolescencia y van a lo largo de los días ponderando con afán introspectivo su presencia en el mundo y la razón de ser, tal vez irrelevante, de la misma.

Mantener un diario personal es una forma de asentar el transcurso sorprendido de una vida inquisitiva, insaciablemente curiosa de sí misma.

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*“Most of us have kept diaries in our youth. They are for most people merely the pool of Narcissus. With that dwindling sense of our own importance, as contrasted say with the planet Jupiter, which comes with maturity, most of us have abandoned them. With the abdication of the ego, they become tiresome to us, and absurdly self-important.”  Richad Le Gallienne, “Introduction” to, his edition of the eight volumes of the original Diary.