Tiene la trompeta su función estentórea, su petulancia de voz en cuello y bocina de llamada angélica, fanfarria militar, carcajada circense.
Pajarraco estridente.
Se alegra el sordo de no oírla, de no saber de sus alarmas y sus clamores ceremoniales, de ignorar el bramido triunfal de la victoria y la prepotente convocatoria de apocalipsis.
Entre tanta trompeta demoníaca, tal vez la más famosa, por irreverente, es la que--como lo narra Dante en su Commedia--había resonado en los infiernos cuando el diablo Barbariccia, al convocar a su escuadra de demonios, "avea del cul fatto trombetta". (Inferno 21.139)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario