TARDE DE AGOSTO
Comencé con…
Los gránulos de exfoliante
El fragante óleo trifásico
La deforestación del monte de Venus
El baño de loción de vainilla
La lencería color lila
Las tres capas de maquillaje
El aliento fogoso del secador
Y terminé con…
La mala noticia
Los sorbos desesperados de nicotina
Las lágrimas aflorando
El lazo en el puente colgante
Que es mi cabello planchado
Las cervezas solitarias
Sobre la mesa
El dolor ascendente
Ascendente, ascendente…
El esmalte agrietado
Sobre estos dedos
Que plasman mi convalecencia
En una servilleta
Salí en busca del cielo y terminé por pulirle el tridente a Satanás.
CENICERO
La hierba encendida
El suspiro cósmico
Frugal es el encuentro
El polvo, en obra negra
Ella canta, el piano desafina
Y el cuerpo del delito
Se desmigaja en el cenicero
EL TRAYECTO HACIA LA PATAGONIA
Piso la Patagonia…
Despejo mi rostro dormido…
Y retomo en mi memoria nuestro encuentro final
Inanición de ti
Angustias aglutinadas
Alfajores derretidos
En una ciudad ajena y demacrada.
Mi esperanza es tenue…
Quebradiza
Hurto falsas armonías en un campo de piletas
Y observo los semáforos
Desnudos de cronometraje
El vejestorio de puerto
Donde besan los duendes
A las sirenas
Las barcas con mástiles
Que agujerean el estanque del firmamento
El tren y sus gemidos
De alquitrán
El frío que se acongoja entre las felpas
De mi franela gris
Y los días que se escurren entre mis dedos
De inmigrante
DUERMEVELA
El tono del teléfono es infinito
La rabia fluye calcinando mi piel
El goteo de la ira, lágrimas volcánicas
Es hora de mi rutina nocturna de llorar por ti
Como una idiota
Ojalá rindan las servilletas
Y no se derrita el helado de café
Maldito radio, solo canta góspel
En esta noche rasgada, a duermevela
En la que tu ausencia es real…
Tan real como que la chimenea
Es una fogata en cautiverio
O que el chocolate derretido sabe mejor
El tono del teléfono es infinito
Y las llamadas perdidas ya ascienden a diez
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