como bien lo sabe el mundo
fue la maestra que salvó mi infancia
Llegaba al salón de clase
y la luz de las ventanaslos lápices el cuaderno
el sacapuntas los libros
la goma los mesa-bancos
se deshacían en mis ojos
como bien lo saben todos
el número uno en la lista
así que el primer nombre
que ella pronunciaba
era el mío
¿Puede pedir algo más
a los siete años
un niño?
Supe que antes de morir
llegó a sus manos uno de mis textos
Está él aquí preguntó
No
Era uno de esos cuadernos
que mis amigos llevan a los hospitales
con el fin de que escriban algo los enfermos
Y me habían pedido unas letras para la portada
No estuve ahí Profesora
Aunque digan que uno vive en lo que escribe
Hoy
tampoco me es posible acompañarle
Pero en la situación en que se encuentra
como bien sabemos todos
puede estar
a la vez
en todas partes
De modo que no me parece
iluso ni desquiciado
pensar que está usted aquí
en mi escritorio
conmigo
desempolvando recuerdos
los días en aquella escuela
mientras escribo
Qué bueno que vino Profesora
Adiós
Hasta luego
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