Alguien dejó esto escrito en un papel que echó al viento, por si acaso. Uno como cualquier otro mortal que se enfrenta al transcurrir del tiempo, que--como bien se sabe--no pasa en vano:
Supongo que cada cual se enfrenta a la vejez como mejor puede y a su debido tiempo. En lo que a mí respecta, sólo puedo adelantar que todavía es muy pronto para saber cuál pueda ser mi actitud, cuál mi conducta cuando llegue a viejo. Si alguna vez llego a tal estado, me gusta fantasear, aunque a juzgar por como se van dando las cosa, puede suceder en cualquier momento.
Es muy reciente este haber advertido que a mi edad pareciera que ya no tengo una vida por delante, me quede el tiempo que me quede.
Pero no por eso, no porque todo parece indicar hacia el pasado voy a olvidar que siempre hay un futuro en el que se ha de vivir día con día, y que no puede uno no proponerse una tarea, por ilusa que sea, y tratar de alcanzar un objetivo, aunque parezca inverosímil.
Llamémoslos tarea y objetivo finales, definitivos: vivir.
* Thomas Cole. The Voyage of Life: Old Age
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