Hay algo honorablemente triste, de anciano inepto, en el objeto inútil y abandonado--o vuelto cachivache de colección--por obsoleto: de uso ya innecesario.
La historia del progreso ha sido un inventar, utilizar y abandonar, al cabo de un tiempo, objetos, utensilios, herramientas, máquinas y aparatos.
Poco han importado en el proceso las manos que los hicieron posibles y efectivos.
El polvo de la historia se acumula en museos, basurales y cementerios.
El presente bulle ensoberbecido de lo nuevo.

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