"It is, I think, only natural for a man to have occasional doubts about the value of what he is doing", escribe el naturalista Niko Tinbergen en el capítulo final de su libro Curious Naturalists, poniendo el dedo en la llaga de una herida que nunca cierra del todo: la duda que cada tanto se tiene sobre la validez de lo que se cumple como proyecto personal de trabajo.
De vez en cuando--insiste--aun estando en plena actividad creativa, se produce la penosa pregunta: ¿Y qué?
"A little devil seems to look in over one's shoulder and to take great pleasure in kindling this little spark of doubt", explica con la imagen tan vívida del diablillo personal--uno de tantos que nos habitan--que por sobre el hombro se entretiene soplándonos la preocupante duda en la oreja.
Bien sabe de lo que habla el científico dedicado.
Concluye el párrafo explicando cómo el afectado--el penosamente dudoso--considera los pro y los contra del asunto y acaba concluyendo que la dedicación a su trabajo, después de todo, ha valido la pena. Con eso, entonces, se restaura la seguridad en sí mismo y la tranquilidad mental, aunque sólo--añade el científico experimentado--por un tiempo, porque las dudas son recurrentes:"but only for a while, for the doubts keep recurring".
Sea éste un consuelo para los que sufren a menudo la duda inevitable y el tormento del insomnio que genera.
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