"Poco o nada sabe uno de ciencia, poco o nada de filosofía, poco o nada de política y economía, poco o nada de todo lo demás.
Tiene uno un saber desperdigado de quisicosas de todo orden de las que se sabe al pasar, de oídas; de lo que se bebe en el aire.
Y así vamos por el mundo, ignaros, pisando fuerte, actuando con farsante autoridad, hablando a voces, atentos sólo a los propios ecos del socavón--salón de espejos enfrentados--del consabido ego", murmura en su covacha, compungido, el desahuciado.
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