 Un perro de ojos claros, infantiles, se me ha acercado y me mira, esperando que le convide de mi sandwich.
Un perro de ojos claros, infantiles, se me ha acercado y me mira, esperando que le convide de mi sandwich.Estoy a punto de hacerlo--probablemente en contra de lo que el café permite en su terraza frente al mar--y uno de los meseros lo espanta.
Me quedo con un trozo de sandwich en la mano.
Se me ha agriado el desayuno.
Y el mar me parece, de pronto, tristemente indignado.
 
 
 
No hay comentarios.:
Publicar un comentario