--No voy a decir ni una palabra--piensa ingenuamente el cañahueca, el que no puede callar la boca y habla y habla--contra su voluntad--sin parar, o parándose epenas para tomar aliento.
Se le escapan las palabras de la boca--flatus vocis--incluso entre los dientes apretados y aunque se muerda la lengua.
Las deja escapar aun sabiendo que desbarra y que tiene la boca llena de disparates.
Callarse es algo que no sabrá hacer nunca.
--Lástima de garrulería-- se lamenta entre sí al momento de tomar aliento y vuelve la cabeza para seguirle hablando al que a su lado no sabe cómo quitárselo de encima.
Habla que te habla, sin decir nada, se le va la vida.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario