Los conflictos son --tira y afloja de los pro y los contras-- un suceder constante, constante la tensión del equilibrio inalcanzable.
No hay quietud: el movimiento es perpetuo.
Desde la más ínfima partícula hasta las soberbias masas siderales no dejan la materia y su energía de agitarse y generar reacciones.
La materia aborrece el estatismo.

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