24 de abril de 2020

A propósito de los días

Leo en mi calendario que hoy, viernes 24 de abril, es el “Día del árbol”, que el miércoles 22, hace apenas dos días, fue el “Día de la tierra” y que en unos días más será el “Día en memoria de los trabajadores”. Y hubo el “Día del libro” y habrá el “Día del niño”. Y esto solo en abril. Faltarán días en el año para tanto día especialmente designado. Nunca ha sido bueno el exceso.

Alguna vez esto de dedicar anualmente un día para celebrar algo importante de tener presente debió precer una buena idea. Y de hecho lo fue para el comercio con los días dedicados--en meses sin grandes festividades—“a la madre”, “al padre”, “al niño”--que es también la niña--y a cuanta persona se le pueda hacer regalos de productos generalmente innecesarios.

Al árbol y a la tierra no hay necesidad de hacerles regalos que mantengan y aumenten los negocios. Lo que hay que darles—como debería dársele “a la madre”, “al padre” y hasta “al perro que les ladre”—sería el aprecio y respeto diario que merecen y requieren todos los días del año.

No debería ser necesario designar días especiales para lo que necesita de una atención constante. Dedíquesele a la tierra siglos enteros de respeto y cuidado, milenios de celebración al árbol, símbolo de la vida, y hágase de todo los días el “Día de la humanidad”.

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