Hacerlo, seguir el dictado de los sabios, significa volverse sobre uno mismo, olvidado de los demás e, inmerso en su propio mundo, averiguar qué siente, qué piensa: quién es uno.
Es estando a solas—voluntaria o involuntariamente—que la persona, abstraída de las distracciones propias de la vida colectiva, se enfrenta a sí misma.
A solas. Sí, a solas se las ve uno consigo mismo.
Será por esto que a tantos nos aflige encontrarnos con el fantasma de la soledad.
Lo ultimo que queremos es estar con nosotros mismso, solos, en íntima compañia. No queremos tener que estar frente a frente mirándonos a los ojos ni escuchándonos hablar en un susurro, como quien—culpable--se confiesa o—indeciso--suplica un consejo.
No es una propuesta grata--por difícil--ésta de apartarse en el retiro personal y contemplarse, ya no en el espejo, que es solo imagen reflejada, sino en sí mismo, en el profundo, secreto azogue de la conciencia de ser quien se es.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario