En literatura, como en las demás artes, hay ecos y reflejos de voces e imágenes que reverberan a lo largo de la historia en diferentes textos.                
Véase, por ejemplo la siguiente coincidencia:
                     ¡Los suspiros son aire y van al aire!
                     ¡Las lágrimas son agua y van al mar!
                     Dime, mujer, cuando el amor se olvida
                    ¿sabes tú a dónde va?
dice la rima de Bécquer. 
Unos siglos antes, un romance en “El prevenido engañado”, de Maria de Zayas y Sotomayor, tiene estos versos:
                         Vayan al aire suspiros,
                         Pues lo son, y no se metan 
                         En contar, pues no los llaman,
                         Cuantos sus millares sean.
                         Las lágimas a la mar. . .
 


 
 
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