Saltimbanqui, la mente hace piruetas inverosímiles y no se está un rato quieta, inquieta como es, mitómana y farolera.
Artista del trapecio y del salto mortal, de la cuerda floja y la cabriola a lomo de unicornio, arriesgando el costalazo se jacta de su equilibrio.
Nadie le gana en trucos de magia blanca y conjuros de magia negra. Boticaria es de adormideras, menjunges, bálsamos y beleños.
Encantadora de serpientes, lectora del tarot, amaestra tigres y canta a coro con los ruiseñores.
Bataclana, se quita de a poco, al son de chirimías y atabales, los siete velos del misterio:
Nace y renace de la espuma como Venus, como Mujer-araña teje por las ventanas y los resquicios de la luz sus marañas de atrapasueños.
Otros dirán que es un ábaco de cuentas luminosas.
O un saco roto.
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