Es Altazor, el largo poema, ya centenario, de Vicente Huidobro (1893-1948) un clásico del vanguardismo, y más exactamente del Creacionismo, escuela de su propia creación. Es casi un lugar común recordar de este poema los versos que, a partir de la palabra "golondrina" crean una variedad de sonidos por combinación de las mismas sílabas, técnica que se repite varias veces, con otras palabras, en el poema. A la abundancia de pájaros en Altazor, poema aéreo, si se quiere, se contrapone la casi ausencia de insectos. Los versos siguientes del Canto IV son ejemplo de cómo para Huidobro importan sólo dos insectos, probablemnte por su belleza visual, por sus funciones de jardineros, por su valor simbólico o sugestivo de virtudes, comparable al de sus aves preferidas: la gaviota y la golondrina. Y como los colores que caen del cerebro de las ( mariposas Y como la mina de oro de las abejas Las abejas satélites del nardo como las gaviotas del barco Las abejas que llevan la semilla en su interior | 150 |
Y van más perfumadas que pañuelos de narices Aunque no son pájaros Pues no dejan sus iniciales en el cielo En la lejanía del cielo besada por los ojos Y al terminar su viaje vomitan el alma de los ( pétalos | 155 |
Como las gaviotas vomitan el horizonte Y las golondrinas el verano |
6 de mayo de 2020
Para "Insectarium": insectos en Huidobro
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