--A lo mejor alguien me escucha--piensa la rana en el barullo de la charca.
Y un poco más allá, en la arboleda, piensan lo mismo las cigarras y el ruiseñor.
Los grillos, por su parte, no dejan de chirrear su incompresible, desesperado, decir.
Las libélulas, en silencio, sobrecogen con su vuelo.

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