No es raro el que en la simbología literaria insectos como la mosca y el tábano representen lo demoníaco.
En su poema épico Arauco Domado, que narra episodios de la interminable guerra de Arauco, describe Pedro de Oña con estos versos el "pérfido conjuro tenebroso" del ritual indígena con que la "ciega confusión del barbarismo" invoca a los espíritus demoníacos:
Con un susurro bajo y escabroso,
como de negro tábano enfadoso
cuando revuela en torno de la cara . . .
Así mismo, no podía faltar en su poema épico la descripción, poéticamente idealizada, de la naturaleza, propia de la literatura del período. En ésta la referencia es a los insectos que tradicionalmente representan todo lo opuesto del demónico oscurantismo: "las abejas" que, también susurrando, de un modo muy diferente, "el dulce pasto en rubia miel resuelven".
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