29 de abril de 2022

Cupido y la abeja de Anacreonte

La abeja tiene presencia abundante en la literatura y el arte. En Anacreonte, el antiguo poeta griego, se la encuentra en un poema que, teniendo probablemente antecedentes populares muy anteriores, ha resonado en la literatura y el arte de más de dos milenios. 

Una versión  de tal poema en castellano es la de Francisco de Quevedo, traductor del poeta griego:

No vio Cupido una abeja
que, escondida en unas rosas,
para labrar su colmena
ingeniosamente roba.
Madrugó para hurtar
lo que la mañana borda,
haciendo sus materiales
de los llantos de la Aurora.
Fue a cortar un rama dellas,
y ella, que ve que la cortan
jardín, sustento y riqueza,
al dios picó venenosa.
Dió el niño licencia al llanto,
soltó medroso las hojas,
y en sus lágrimas y en ellas
dio al prado nácar y aljófar.
"Muerto soy, madre--la dice--:
mi vida será muy poca,
porque una pequeña sierpe
y con alas, a quien nombran
los jornaleros abeja,
me ha picado." Mas la diosa
respondió: "Si una serpiente
de cuerpo y fuerza tan poca
puede dar dolor tan grande
desarmada, humilde y sola,
¿cuánto mayor le darás
tú con las flechas que arrojas?
Bien es que sepas lo que es
dolor, y que le conozcas,
para que te compadezcas
de muchos que por ti lloran."

A su traducción Quevedo añade varios comentarios que hablan de las varias traducciones del poema griego y su influencia.

Un excelente tratamiento más completo del asunto lo ofrece esta entrada del blog "Un dermatólogo en el museo", del Dr. Xavier Sierra Valentí:

Las flechas de Eros pican más que las abejas - Un ...http://xsierrav.blogspot.com › 2019/06

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