26 de mayo de 2022

Nota de viaje: nubes y golondrinas.

Hay afuera de mi ventana el revolotear nervioso de unos pájaros pequeños--muchos de ellos y veloces--que supongo son golondrinas. 

Lo intrincado de su vuelo me pone a mí nervioso. 

Tal vez nos transferimos a través del cristal nuestras mutuas ansiedades.

En el parabrisas de un auto estacionado frente a la ventana junto a la que escribo se refleja el cielo emocional de principios de primavera: el rápido pasar de las nubes y el vuelo perturbador de las que creo son golondrinas y han anidado bajo la cornisa del atrio del hotel.

Un seto de rosales en flor al pie de la ventana contrasta en su calma con la agitación del cielo reflejado.

El sol, a pesar de las nubes que pasan, brilla intenso y enciende intermitentemente el parabrisas del auto, las rosa rojas del seto y la mesa en que escribo. El blanco del papel al sol me encandila.

Momento y lugar que definen lo elemental de este viaje a ninguna parte.

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