Múltiples arañas urdidoras habitan donde yo habito. Unas dos o tres lagartijas--ya inmóviles ya presurosas--viven en mi jardín y unos escarabajos como de oro visitan mis rosas.
Entre las arañas no ha de faltar alguna asesina de rincón y a las lagartijas las acosa un áspid que se esconde entre las flores. Hay alacranes bajo las lajas del sendero y a las rosas las devoran golosamente los escarabajos como diminutas joyas de oro y esmalte tornasol.
Mi casa es un universo de vidas en combate.
Entra el sol por las ventanas. En el jardín florecen el espino y las adormideras. Desde las ramas de la vieja encina cantan los pájaros anunciando y despidiendo al sol.
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