Tú eres el hombre, la mueca que heredó la costilla, el rival de una lucha en que el premio se derritió al contacto, la historia de un par de oraciones, el desfile de una patria forzada a la farra. Depredador de colmillos romos y lengua precisa mojas mis pies con una mezcla de humores que truecan las dos primeras letras; deseo e incuria mientras arden mis bosques, mientras rechazo el tic tac que me impone el más común de mis lugares. Deglutido el intento la muerte es el recuerdo que se arrastra y se guinda en mis pelos; calco de ausencias que se inventan compañía,
compromiso sexual del carente que no asume que una soledad de dos es más temible que un monólogo con visos de plegaria
compromiso sexual del carente que no asume que una soledad de dos es más temible que un monólogo con visos de plegaria
Atavíos que cuelgan del clóset cual disfraces de rutinas suman hilvanes a un balance con pecas a favor, tienta el barrial cuando abolir es un verbo que se doma en pocillo de peltre y vino de moras, pero qué fue del hombre aquel…
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