11 de diciembre de 2019

De llaves y ganzúas

Alguien propuso
"Que el verso sea
como una llave
que abre mil puertas"

que es como decir que el verso sea una ganzúa y el poema un manojo de alambres arteramente retorcidos.

Yo propondría que bien pudiera el verso abrir solo una puerta, la que de veras importa. Las otras novecientas noventa y nueve son sólo proposiciones, si no falsas, distracciones: motivo frustrante de sorpresas menores y hasta inanes, curiosidades insatisfactorias.

El verso, entonces, ha des ser como una llave que sólo se ajusta a una única cerradura, no el verso ganzúa que puede abrir cuanta cerradura se le presente.

Llave única.


La imagino hermosa, obra maestra de la cerrajería.

No podría ser de otra manera. Todo objeto poético tiende a la belleza de lo funcional, la connatural a los objetos y organismos perfectos, como--por dar un ejemplo de la infinidad de los posibles--una nuez, igual a toda nuez y diferente de todas: única, irrepetible.

Así mismo, irreproducible y única, perfectamente bella, es la llave que abre la puerta, tal vez inexistente--cancela del jardín, portón que lo clausura--que nunca llegue a abrirse.

"una hoja cae
algo pasa volando".

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