Antojo que me duró largo tiempo y marcó para siempre mi visión mitificada de tal animal.
No los había en nuestra región; la que vi--solo una vez porque era esquiva y el jardín de esa casa maravillosa era también maravillosamente natural, de intrincada vegetación--la habían traído del país vecino, donde abundan.
Fue años después, cuando la tortuga se había convertido para mí en un símbolo de no sabía bien qué--que yo dibujaba de mil maneras diferentes en las márgenes de mis libros de estudio y en mis cuadernos--, que al leer lo que el naturalista chileno del siglo XIX, R. A. Philippi escribe sobre la tortuga en Chile, vine a comprender por qué nunca pude volver a ver, menos aun tener, una tortuga de bella caparazón y misteriosos modales.
El científico venía a confirmar lo que yo me había formulado como un consuelo a la falta del tesoro animal deseado: la tortuga es un ser fabuloso, del que de niños sabíamos por los libros de cuento y por esa isla estupenda de los piratas, personajes que nuestro mar de amplio horizonte y de escarpada costa recordaba de manera más bien mitológica.
Esto es parte de lo que sobre la tortuga en Chile escribe el eminente sabio del tiempo de nuestros bisabuelos:
"Molina dice (Saggio sulla storia naturale de Chili pag. 216) que hai en Chile dos especies de tortugas ya conocidas de los naturalistas, las coriáceas, que habitan en el mar, i las lutarias, que se hallan en los lagos de las provincias australes; Gay al contrario dice (Hist. física i política de Chile Zool. II, pag 8): en Chile no existe ninguna especie de tortugas a pesar de afirmarlo Molina. En fin, doctor Gray ha descrito en «The Annals and Magaz. of Nat. Hist. Aug. 1870» una Testudo chilensis. ¿Que hai de verdad en eso?
Es mui cierto que la Testudo coriacea de Linneo (Sphargis o Dermatochelys coriacea de los modernos) se vé de vez en cuando en las costas de Chile, pero ocurre aun una segunda especie desconocida de los naturalistas i desde unos veinte años se han pescado tres otras especies de tortugas marinas en las costas de Chile, que me parecen igualmente no descritas. Es un hecho mui singular que no se han visto jamas en tiempos anteriores i no puedo dar ninguna esplicacion, por qué han hecho su aparicion i de donde han venido.
En cuanto a la Testudo lutaria que habita, segun Molina, los lagos de las provincias australes, puedo asegurar que en los 48 años que resido en Chile, no he oido nunca algo de la existencia de una tortuga de agua dulce o terrestre en esas provincias, ni en alguna otra de Chile. No conozco ningun hecho que pueda esplicar el oríjen de la asercion de Molina.
No existen tampoco en Chile tortugas terrestres. La Testudo chilensis de Gray fué descrita segun individuos enviados a Lóndres por la Sociedad zoolojica, que entónces existia en Chile i habian sido traidos de Mendoza. El señor Sclater ha hecho notar el error (Ann. and. Mag. Nat. Hist. Decemb. 1870) i probado que no es otra cosa, que la tortuga comun en la República Arjentina desde Mendoza hasta el Rio Negro, i descrita en la «Herpet. génér de Dumeril Bibron» con el nombre de Testudo sulcata.
Ha sucedido mas de una vez que los naturalistas europeos han creido que todos los animales, que les vienen del puerto de Valparaiso, son indíjenas de Chile, cuando en realidad han procedido de otros lugares".*
* Adviértase que siendo éste un texto publicado en Chile a fines del siglo XIX hace uso de la ortografía de Andrés Bello, que fue la ortografía oficial chilena hasta las primeras décadas del siglo XX, cuando se adoptó--yo diría innecesaria y equivocadamente--la ortografía peninsular dictada por la Real Academia de la Lengua Española. La ortografía de Bello responde bastante mejor que la de la RAE a la pronunciación del castellano de los países americanos.
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