“Él está sentado sobre el círculo de la tierra, cuyos moradores son como langostas” escribe el profeta Isaías (40:22) haciendo clara referencia al carácter ciegamente destructivo del género humano, similar al de una manga de langostas.
Queda esta visión negativa de la humanidad confirmada en que en la misma biblia se narra que fue una manga de langostas la octava plaga con que el dios violento asoló a Egipto.
Es la langosta, bien se sabe, una plaga devastadora cuando al reproducirse demasiado rápido y sin control, forma un enjambre desmesuradamente grande.
La multitud innumerable hace del insecto, por lo general no dañino, un monstruo colectivo, como lo somos la especie humana, los que no creemos los privilegiados habitantes de la tierra.
Habría que tener presente que toda peste tiende a consumirse a sí misma al agotar, ensu frenético ataque, a quienes necesita para progresar, sus víctimas.
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