Se habla a sí mismo el dichosamente enclaustrado:
"Encerrado en mi celda, reacia a admitir toda inclusión de lo ajeno, nada o muy poco sé de lo que a los otros energiza y mueve.De poco puedo pensar y hablar que no sea de mí mismo y de lo mínimo que del mundo veo--cuando llego a espiarlo alguna vez--por la rendijas de mis ventanas clausuradas.
Ni la magnífica visión que me han dado mis libros--abigarrada biblioteca inclasificable--es tan fantástica e ideal como lo son mis propios sueños miopes y mis cada vez mas egóticas divagaciones".
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