"Vicio" y "ocio" riman: son palabras casi iguales que apenas las diferencia una sílaba de solo una (o-cio) o dos letras (vi-cio).
Y así lo entendemos desde hace mucho: el ocio es un vicio y, como tal, desdeñable.
Sin embargo, el ocioso no tendría que tener nada de vicioso; como no lo tuvo en un principio. Lo que fue virtud y privilegio entre los antiguos--ese ocio filosófico--se fue volviendo con el tiempo y la mala práctica económica en defecto: en negación deplorable de lo imperioso y dominante del "neg-ocio".
"Hacer" es lo que importa, lo que corresponde. "Qué" hacer--decidir en qué actividad ocuparse de ser productivo--es lo que atribula y lleva muchos a un "no hacer nada" para nada ocioso.
El "quehacer", es decir el estar continuamente activo en un negocio práctico y provechoso, es, por lo tanto, --y debe serlo--la justificación del día.
El no hacer nada, en cambio, --el ocio-- es, como bien se sabe, "
la madre de los vicios".
Pongámonos en desacuerdo. Es más dinámico. Virtud es el hábito de hacer el bien, actuar moralmente, obrar con amor Vicio es el hábito de lo contrario (Ref: Pablopedia) El ocio puede ser un hábito bueno y beneficioso, necesario y productivo. Sería virtuoso. Si es dañino para el ocioso o para su ámbito social, y se ejerce consuetudinariamente, podría ser un vicio.(Ref:id.)
ResponderBorrarMe considero un virtuoso del ocio.